viernes, 20 de septiembre de 2013

ESPECIALISTAS DE LA MEDICINA TRADICIONAL Ò COMPLEMENTARIA.
Ortìz Reyes Gina Masiel. 4hm1
El antropólogo de la salud, Peter Brown (1998), define etnomedicina como la medicina propia de un grupo y de una cultura ya que los sistemas terapéuticos se construyen de acuerdo con las características culturales de los grupos. Si varían éstos, si varían las culturas, variarán también las maneras de entender salud/ enfermedad, las formas de abordar los problemas y las propuestas de soluciones. Así, desde la antigua cultura chamánica en Asia y América indígena, siguiendo un hilo de conexión con los tiempos dentro de las tradiciones, se ha llegado a las medicinas tradicionales. Cada sociedad, desde antiguo, ha desarrollado sus propios sistemas, procedimientos y modos de curar. Eso es etnomedicina. Nuestra sociedad occidental, según Peter Brown, es una más dentro de las que se desarrollan en el planeta y, por tanto, su medicina, la denominada medicina occidental, convencional, alopática, científica y tecnológica es el resultado de la búsqueda de soluciones a los problemas de salud dentro de esta cultura. Es una medicina más, por tanto, en palabras de Peter Brown: una etnomedicina, como lo son la etnomedicina tradicional china, la etnomedicina mapuche, la etnomedicina zapoteca, etc, etc, diferentes, auténticas y adaptadas a las características de sus grupos, sus espacios naturales y sus culturas.
Como ya lo indicara Barrera Vázquez (1963), nuestro conocimiento de la medicina tradicional indígena procede de una gran variedad de fuentes. De la época colonial tenemos l) remedios empíricos indígenas, escritos en maya, en varios de los Libros de Chilam Balam y otros escritos en español, por ejemplo El Librodel Judío, El Libro de medicinas muy seguro, etc; 2) relaciones escritas por españoles, en su mayoríafrailes, que nos hablan de especialistas en el arte de curar (Landa, Relaciones de Yucatán, Herrera y Tordesillas; y 3) vocabularios mayas como el Diccionario de Motul (Martínez, 1929) y los de Pío Pérez y Beltrán de Santa Rosa.
ETNOMEDICINA MAPUCHE
Si enferma la naturaleza, enferma el ser humano, y viceversa. Según Elicura Chihuailaf (1999) la relación con la tierra puede alterarse y dar lugar a las enfermedades (llamadas por los mapuche mapuche kutran).
La medicina mapuche forma parte del "ente cultural" de uno de los pueblos originarios de América del Sur. Como etnomedicina, es un sistema fijado desde antiguo con unas características propias y otras comunes en esencia a casi todas las etnomedicinas amerindias. La salud tradicional, desde la Patagonia hasta las montañas de la Sierra de Oaxaca, se basa en el equilibrio entendido como balance de fuerzas provenientes: a) de la Naturaleza, b) del ser humano (individual y social), c) de la cultura (mundo de creencias), d) de los seres espirituales y f) del cosmos (con el Ser Superior). 
LA MEDICINA TRADICIONAL MEXICANA (ESBOZO)
Como el sistema tradicional mapuche, la medicina mexicana entiende al ser humano dentro de una realidad amplia o "multirrealidad", así llamada por Chica Casasola (1998). Dicha realidad se compone de un mundo natural y un mundo sobrenatural. Antony Tao (2003) la llama realidad "cosmobiológica". En Mesoamérica, todo es visto desde antiguo como una realidad dual. El bienestar y la salud se encuentran precisamente en el equilibrio de esa dualidad. Las enfermedades son entendidas como desequilibrios del ser humano en relación con el medio natural, social y/o cultural. Mixes, zapotecos y chatinos, pese a ser culturas diferenciadas, comparten la esencia de la vieja cultura chamánica. Para ellos se puede enfermar por desobediencia y alejamiento o incumplimiento de las normas tradicionales, se puede enfermar por acción de hechiceros o personas que lanzan "piedras" (malos pensamientos, maldiciones), se puede enfermar por acción de las fuerzas espirituales de la naturaleza, se puede enfermar por alejamiento de la comunidad tradicional, se puede enfermar por aculturación y deterioro del mundo de creencias, se puede enfermar por causas naturales, etc.
Hay enfermedades físicas y enfermedades de relación cultural, pero incluso las primeras pueden ser explicadas por razones sobrenaturales. Todas las manifestaciones de alteración de la salud se pueden incluir en terreno frío o en terreno caliente (esta interpretación se relaciona con el sistema de clasificación oriental Yin-Yang), siendo frío-calor algo más que categorías de la física. Los médicos tradicionales mixes, zapotecos o chatinos (chupadores, sobadores, sanadores-curanderos, chamanes, parteras, hueseros, etc.) no diagnostican el mal de forma aislada, separándolo de la unidad cuerpo-mente-espíritu sino que lo entienden en relación a hechos simultáneos del ser.
CURANDEROS.
Sabemos que la medicina tradicional tiene una larga historia, pero salvo en el ritual de los Bacabes (Roys, 1965; Arzápalo, 1987), ninguna de las fuentes indígenas ni las de mano española nos dice nada respecto a los rituales que formaban parte de la curación.
Sin embargo, sí nos hablan de especialistas quienes reunían en una sola persona los variados roles de sacerdote, adivino y médico. Es en esta tradición que se basa la profesión de los curanderos y h-menes quienes hoy en día siguen desempeñando un papel muy importante y necesario dentro de las comunidades tradicionales, curando por medio de plantas medicinales indígenas y ocupándose del bien físico y espiritual de sus pacientes. Sin embargo, la creciente modernización está ejerciendo un fuerte impacto sobre esta profesión y poco a poco se está debilitando la práctica de la medicina tradicional.
Tanto hombres como mujeres ejercen este oficio, aunque por regla general hay más hombres que se dedican a ello. Generalmente ambos gozan de gran respeto en la comunidad, aunque también se entremezcla un elemento de miedo, ya que se supone que básicamente quien hace el bien, también tiene la capacidad de causar el mal. Esto en cuanto a la actitud de la propia comunidad.
Hay varios aspectos o especialidades de la profesión: el curandero o yerbatero también puede adivinar, sobar y fungir como h-men en varios rituales, entre ellos el chachaak, para llamar a la lluvia, el waji kol, en acción de gracias y para asegurar la continuada protección de viviendas, tierras y parcialidades por los espíritus de la tierra, entre otros. La curandera puede ser partera y sobadora, pero muy raramente oficia como equivalente del h-men Los curanderos establecen una diferencia nítida entre aquellos problemas que consideran de naturaleza puramente física y aquellos que pertenecen a un área que, de acuerdo con nuestros conceptos, pero no con los suyos, denominaríamos psicosomática, es decir, males de origen incierto que causan extrema ansiedad.
Otro aspecto importante en las relaciones entre curandero y paciente es que básicamente no difiere la forma de vida de uno y otro. El oficio de curandero sólo ocupa parte de su tiempo y de su vida. Fuera de ello, trabaja como los demás: la mayoría de los hombres en su milpa, las mujeres ocupándose de sus hijos y casa, o bien al margen de esto, como vendedoras, bordadoras, etc.
Sin una nueva generación de curanderos que sustituyan a los viejos y mantengan viva la tradición y el conocimiento de las plantas medicinales, todo parece indicar que éste se seguirá debilitando. En lo que atañe a las enfermedades de orden fisiológico, hay que concluir que a medida que pasa el tiempo, poco a poco el tratamiento de éstas pasará a manos de médicos alópatas. Sin embargo, quedan las enfermedades de origen mágico-religioso, y toda una serie de creencias asociadas con ellas, y en este ámbito es indudable que el curandero continuará ejerciendo un papel importante.
PARTERAS Y TOCADORAS.
Las especialistas parteras, tocadoras y yerbateras son mujeres con una vida cotidiana similar a otras mujeres, pueden ser madres y por lo tanto están pendientes de la socialización de sus hijos, la administración y le cuidado de la casa.
El conocimiento de las parteras, tocadoras y yerbateras es transmitido oralmente de generación en generación.  A las interesadas en aprender.
Las parteras tocan, acomodan, masajean y “pulsean”. Muchas parteras también son utilizadas para curar las lesiones en los niños y para sobar principalmente el descuajo; en este caso les llaman “tocadoras”.
Las mujeres consideradas como tocadoras son especialistas en sanar lesiones en los huesos y órganos internos.
YERBATERAS.
Las yerbateras diagnostican las enfermedades según el pulso y escuchando a sus pacientes hablar de los síntomas. Con base en estos, interpretan la enfermedad que curan mediante el uso de remedios preparados con plantas y alguno que otro elemento animal como colmillos o uñas.
Por lo general las yerbateras tienen las plantas necesarias para preparar los remedios en sus chagras. Muchas de las plantas que les regalan las piden a medida que las van necesitando y las siembran.
HUESEROS.
Para los nahuas, en los restos óseos quedaban parte de las fuerzas vitales del individuo, por lo que el hueso del sacrificado se guardaba en casa del guerrero que lo había capturado en combate.
Las articulaciones se consideraban como puntos débiles por los que penetraban al organismo fuerzas sobrenaturales, que se alojaban entre los huesos para causar trastornos, para el tratamiento de las fracturas se usaban las sangrías para reducir la hinchazón y medicinas para estimular la circulación sanguínea y evitar el estan­camiento.

Los hueseros son personas que se dedican a atender problemas a nivel óseo que afectan a la comunidad de cierta región, los hueseros pueden ser de ambos géneros, hombres ò mujeres, y son personas que tienen una vida común como el resto de la comunidad, los hueseros atienden a las personas aquejadas por alguna luxación, fractura o malestar en las articulaciones en sus casas, y su tratamiento es a través de “sobadas” en la parte afectada, o bien, acomodando el hueso luxado en caso necesario. Estas personas, se reconocen con un don especial que les es dado por Dios para poder hacer su trabajo como hueseros, ya que todo su conocimiento es totalmente empírico.

CHAMANES.

El sistema etnomédico también está bajo la autoridad del jaibaná (chamán). La palabra  está compuesta por dos morfemas: jai que significa espíritu susceptible de curar o causar enfermedad o daño, los jais buenos se denominan jai bbia y los malos se denominan jai kazhirùa, el otro morfema es  bbaná que significa posesión, es decir,  jaibaná significa “el que tiene los espíritus”.

El aprendizaje del chamanismo se hace por medio de uno o varios maestros, su estudio implica un pago monetario por parte del estudiante. Cuando el tratamiento del chaman es insuficiente para curar, los chamanes aconsejan la consulta con los médicos occidentales.

Para el ritual de curación, el chamán construye un altar sobre el piso, con un montículo de plantas bien dispuestas, acomodadas en capa. Para iniciar el ritual el chamán se coloca una corona de plumas y un collar de chaquira para iniciar con la fase de purificación. El lugar puede ser asperjado con perfumes de albahaca, el chamán purifica el espacio con un zumo de flores. Pasada la purificación viene la extracción del jai, para continuar con el cierre del ritual que consiste en un incremento de fuerzas a través de un alimento que es repartido por el chamán.        

Bibliografia.
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Giraldo-Tafur, C. (2000). Medicina tradicional de la mujer INGA. Revista de la Academia colombiana de ciencias exactas, físicas y naturales, 24(90-93), 5.
Aparicio Mena, A. J. (2005). La medicina tradicional como medicina ecocultural.
Cardoso Gómez, M. A., Pascual Ayala, R., Serrano Sánchez, C., & Huicochea Gómez, L. (2010, June). Medicina tradicional y la medicina basada en la evidencia. El caso de un huesero de dos comunidades afromestizas de Veracruz, México. In Anales de Antropología (Vol. 42).
Alcaraz López, G. M., & Yagarí Tascón, L. (2003). La concepción de la curación Chamánica entre los indígenas Embera de Colombia: un proceso de comunicación socio-cultural y fisiológico; The cure among the Embera indigenous population: a social, cultural and physiological communication process. Invest. educ. enferm, 21(2), 60-78.




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